C茅sar Reyes lo redact贸 con las mejores letras:
“Jefe”, pareci贸 haber gritado Leonardo Carlini, como pidiendo permiso “al guarda” que en las butacas desbordaba camuflado en cientos de personas la m铆stica sala Zitarrosa de Montevideo, que por esa noche se convertir铆a en un “bondi”, que como bien recit贸 Pedro, iba “lleno de sue帽os y esperanzas”
Con la seguridad de banda consolidada, pero con la humildad de saberse entre los de ellos, se posicionaron en el escenario. Mano derecha en alto saludando y ansiosa por acariciar con la p煤a las cuerdas, de una guitarra el茅ctrica que abrazando el cuerpo de quien mejor la acaricia, aguardaba ansiosa para disparar sonidos de distorsi贸n, punteos y melod铆as.